miércoles, 9 de marzo de 2011

SALMO 52:1 — LAS MISERICORDIAS DE DIOS SON CONTINUAS.

1. Esta afirmación aparece enmarcada en un texto escrito por David, la ocasión fue cuando Doeg, el edomita, denunció ante Saúl, la ayuda que Ahimelec le dio a David.

2. El relato de este incidente narra que no sólo denunció, sino que fue el único de los siervos del rey Saúl que obedeció la orden de matar a los sacerdotes, escapando solo Abiatar.

3. Este texto nos recuerda que Dios es misericordioso; la misericordia es el amor de Dios en acción. Esta misericordia es contrastada con la maldad de aquellos que como Doeg edomita aman el mal, y la mentira (53:3). Pero con seguridad recibirán el juicio de Dios.

4. Por absurdo que parezca la misericordia de Dios para los suyos, se evidencia en el hecho de que Dios no se cruza de brazos, y le da al malo lo que se merece. La misericordia de Dios es continua, permanente, no tiene limitaciones temporales. Esta es la razón por la cual el salmista confía en la misericordia de Dios eternamente, (53:8)

5. El Nuevo Testamento nos ilustra la misericordia de Dios con dos parábolas muy famosas:
1. La del Samaritano.
2. La del Hijo Pródigo, que sería mejor llamar la del Padre Misericordioso.

6. En la del Padre Misericordioso, Lucas 15:11 en adelante encontramos a un padre esperando expectante el regreso de su hijo, a quien restaura a su condición de hijo con todos sus derechos.

7. Así como el padre de la parábola esperó a su hijo, Dios nos espera y está a la expectativa, para actuar con misericordia a favor nuestro. Como lo expresa el salmista son continuas, no se interrumpen, no cesan.

8. Las misericordias de Dios se manifiestan aún en las pequeñas cosas, en los detalles que aún llamaríamos insignificantes.

9. A Dios nuestro Padre, a su Hijo Cristo nuestro Señor y al Espíritu Santo, el Consolador, al Dios trino sea loor.

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