martes, 30 de noviembre de 2010

JEREMÍAS 7:23-24 — Y FUERON HACIA ATRÁS.

Escrito por: Tomás Eliseo Martínez
1. Que triste es esta expresión que nos comparte la profecía de Jeremías, describiendo el caminar del pueblo judío. Al pueblo se le olvidó que su estilo de vida siempre está delante de Dios. El pueblo todo, fueron hacia atrás y no hacia delante.

2. El avanzar, progresar y crecer es lo que se espera tanto en lo personal, como de planes y proyecciones. Aflige el ver estancamiento y que se puede decir de ir hacia atrás.

3. ¿Por qué se va hacia atrás? Porque no hemos aprendido a oír, no sabemos escuchar. El saber oír, significa abandonar el razonamiento de nuestro propio corazón, un corazón malvado, lleno de maldad, un corazón cuyo pensamiento es de continuo al mal.

4. Un corazón malo sólo piensa en sí mismo, y camina de acuerdo a su imaginación, como lo dice Isaías, cada quien se apartó de su camino. Cuando seguimos nuestro propio camino no escuchamos la voz de Dios, la cual está expresada en su revelación, para los judíos en tiempo de Jeremías, era la ley dada por medio de Moisés. Para nosotros son los 66 libros que forman el canon judío-cristiano. 

5. Y fueron hacia atrás, abandonando a Jehová fuente de agua viva, y cavaron para si cisternas rotas que no retienen agua, Jeremías 2:13. La triste realidad fue que el pueblo tercamente abandonaron a Dios, único y verdadero y rendían culto a dioses que no lo eran. Nosotros hoy que vivimos unos 2,500 años después, hemos hecho lo mismo, cuando depositamos nuestra confianza en cualquier otro medio y no tomamos en cuenta a Dios, en nada en nuestro diario vivir. He oído a personas tocarse la bolsa donde andan el dinero y decir: ¡Este es mi Dios! Pero, como dice ese pensamiento, el dinero no lo es todo, porque con el puedes comprar una buena cama, pero no un buen sueño. Además, el dinero es temporal y cuando alguien muere,
¿qué se lleva de este mundo? Desnudo se viene a este mundo y desnudo se abandona. Para algunas otras personas el problema es su auto confianza enfermiza, cuando se confía en la capacidad y habilidad que se posee, pero no se toma en cuenta a Dios. Hay una confianza sana en uno mismo fundamentada en el poder de Cristo. Pablo lo dijo así: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

6. Se va hacia atrás, cuando no miramos al autor y consumador de la fe. Según Hebreos 12, los creyentes estamos en una carrera, en la que si queremos ganar debemos despojarnos de todo peso. Toda carga que evita el correr con ligereza, que estorbe la agilidad, sin que en si misma sea pecado pero no nos permite correr como es debido. Además debemos desechar el pecado que no nos deja correr, sino que nos estanca y nos hace más bien retroceder. Lo que debemos hacer es mirar el ejemplo de buenos corredores, que están en el salón de la fama (Hebreos 11), pero sobre todo concentrar nuestra atención en el más grande corredor de todos los tiempos, nuestro Señor Jesucristo. Al concentrarnos en él, nuestros pensamientos no estarán divididos.

7. Pablo, en 1 Timoteo, habla de quienes naufragaron en la fe. Naufragar en el mar de la vida, por no ser consecuente es estilo de vida a la fe, 1 Timoteo 1:19-20. Pablo le dice a Timoteo, que debe mantener la fe y la buena conciencia. Una buena conciencia que alerta al corazón sensible ante un accionar que no concuerda con las directrices del evangelio. El evangelio nos presenta a Cristo como modelo a imitar, ser como Cristo, es el plan de Dios para cada creyente, Romanos 8:29.

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