lunes, 30 de agosto de 2010

SALMO 116 — ¡AMO A JEHOVÁ!

Por Eliseo Martínez

1. El salmista comienza diciendo que ama a Jehová, amo a Jehová dice el salmista, esta es una afirmación, en cierto sentido, atrevida, porque Dios no puede ser engañado y él conoce el corazón. Sabiendo que Dios conoce el corazón del hombre, decirle que le amamos, tiene que ser un amor genuino y auténtico. Este amor tiene una base, ha nacido y crecido por el accionar de Dios. Dios había oído y escuchado su voz, Dios escuchaba sus oraciones. ¿Cuántas oraciones de nosotros, Dios ha escuchado? ¿Le amamos a Dios? Nos encontramos aquí con una relación de dependencia y de amor manifestada en una vida oración. Una relación de sostén y ayuda a quien confía en Dios. El que confía en Dios ama a Dios. Dios corresponde siendo todo oído (2), constantemente el salmista se establece el propósito de invocar a Dios en todos sus días. Este es un buen propósito para nosotros hoy en día: No dejar pasar un día sin hablar con Dios. El salmista sabe que no es en vano invocar el nombre de Dios ya que tiene experiencia de cómo Dios puede ayudar.

2. Cuando a Ezequías le fue comunicado que moriría, le lloró a Dios y Dios le dio quince años más de vida. ¿Por qué? Porque es:
a. Justo
b. Misericordioso
c. Guarda a los sencillos. Los que no son autosuficientes.

3. Dios es Justo. Actúa según el derecho buscando el bienestar de todos los empobrecidos. En todo el Antiguo Testamento encontramos a tres sectores representativos de los empobrecidos:
Huérfanos, viudas y extranjeros.

4. Dios es misericordioso (5). Es compasivo, se identifica plenamente, se viste con la misma piel, por eso no podemos dejar de recordar la encarnación de Cristo como el acto cumbre de la misericordia de Dios. Dios nos entiende a la perfección.

5. Dios guarda al sencillo, al humilde, al que no le da lugar a la autosuficiencia orgullosa, al que reconoce que no puede hacer nada, sino que abandonarse al cuidado de Dios. ¿Quién ama a Dios? ¿Quién habla con Dios todos los días? ¿Quién sabe por experiencia que Dios salva en todo sentido a los humildes de corazón, descansan y reposan en los favores de Dios? (7).

6. ¿Qué objeto tiene el afanarse, el angustiarse, sino está en nosotros la solución a la problemática en la que estamos sumergidos? Cristo nos enseñó a no afanarnos, sino a buscar el reino de Dios y su justicia, todo lo demás viene por añadidura. Debo descansar confiando en que Dios se preocupa por mi, él es el Salvador.

7. Dios me ha hecho bien (7), porque me ha salvado de la muerte, quita la razón de mi llanto, cuida de todo aquello que me puede hacer caer (116:8). Dios me sana, me da la salud, me permite gozar de la vida con todo lo que la vida trae y aún la enfermedad, Dios la limita, para que me acuerde de él. Dios quita todo aquello que provoca en mí el llanto, me consuela, me fortalece, me acompaña, no me abandona. Siempre esta conmigo, es mi amigo, mi compañero fiel.

8. Dios cuida mis pies de la caída, aun el estar de pie ante él. Es porque Dios mismo, lo hace posible. A veces somos muy críticos con los que resbalan, no tenemos compasión, más bien hasta nos alegramos con sus fracasos. Cuando la realidad es que si estoy de pie y camino ante él, es porque él me sostiene. Por lo tanto, me propongo caminar delante de Jehová (9). De manera, que los demás vean en mi la evidencia de lo bueno que es Dios, que los demás vean en mi el accionar de un Dios justo, misericordioso y bueno. Jesús le dijo a aquel que lo llamó maestro bueno. ¿Por qué me llamas bueno? Bueno solo Dios. Dios es bueno en sentido absoluto.

9. Me propongo hablar de acuerdo a mi creer (10). Creo que no debo confiar en el hombre mentiroso, que se olvida de sus promesas y si debo plenamente confiar en Dios, mi salvador en toda aflicción.

10. ¿Cómo puedo pagarle a Dios todas sus bondades (12-14)? Por lo menos hay tres formas de hacerlo:
a. Aceptar su salvación
b. Invocar su nombre: Testificar
c. Cumplir con mis promesas y pagar mis votos

11. Primero, es aceptar su salvación. El tiene su propia manera, su metodología. Lo hace de una manera, como él quiere, no como yo quiero. Jonás aprendió que de Jehová es la salvación.

12. En segundo lugar, esta la invocación a Dios, invocar es rendirle culto a Dios como lo hacía
Abraham el constructor de altares. Es manifestarles a los demás, como es una vida objeto de las misericordias de Dios. Invocar es llamar a Dios en oración, acudir a él para que otros conozcan como Dios contesta.

13. En tercer lugar debo cumplir con las promesas hechas a Dios: votos (17-18). El salmista afirma que la muerte del creyente es estimada a los ojos de Dios (15). La muerte es una liberación de un presente corrompido a causa del pecado, un presente del que no debemos dejar que nos moldee, porque es anti-Dios (Romanos 12:2). La muerte del creyente es valorada por Dios, porque él mismo asiste con su presencia el momento de partir. Pablo habla de lo mucho mejor que es estar con Cristo.

14. El Salmista afirma que él es siervo de Jehová (16). Reconoce que es una propiedad de Dios y que Dios es su dueño y su amo. Por lo cual está para hacer la voluntad de Dios. Dios es el dueño y puede dar órdenes, las que sean, él es el Señor, el siervo está para atacar órdenes.
Dios como dueño cuida lo que le pertenece, libera a su esclavo. Somos libres para servir voluntariamente, a Dios. Por haber sido liberado por Dios, el salmista le va a rendir alabanzas
(17), le va a invocar, le va a pagar lo prometido (18) y estará en los atrios de la casa de Jehová.

lunes, 23 de agosto de 2010

EL FRUTO DEL ESPÍRITU.

GÁLATAS 5:22-24
(escrito por: Eliseo Martínez)
1. Primero notemos la palabra mas, la cual nos señala un contraste que relaciona el contenido con lo que anteriormente viene diciendo Pablo desde el versículo 16. El versículo 16 nos habla de dos estilos de vida: Andar en el Espíritu o, vivir satisfaciendo los deseos de la carne.
2. Andar en el Espíritu es permitir que el Espíritu Santo produzca su fruto. Un fruto con variadas características que son el ideal del carácter cristiano.
3. ¿Cómo es un cristiano? Es amor. La Biblia afirma que Dios es amor, y lo demostró ofrendando a su Hijo, Juan 3:16. El creyente es amor y puede y debe vivir 1 Corintios 13:1-8.
Pablo nos describe el amor y nos dice que nunca deja de ser. El amor es acción, no sólo son palabras que lleva el tiempo, 1 Juan 3:16. El Antiguo Testamento nos presenta un modelo sorprendente. Jonatán y David (2 Samuel 1), donde el amor entre estos dos amigos ha pasado a la historia como un modelo de amistad genuina, auténtica puesta a toda prueba. En Efesios se nos ordena a los esposos a amar a las esposas con amor sacrificial como Cristo amó a la iglesia.
4. El cristiano es gozo. Contentamiento a toda prueba, permanente, sin importar las circunstancias. Como Pablo, que no importaba si tenía abundancia o escasez, él había aprendido a vivir en contentamiento. Además la Biblia nos dice que debemos regocijarnos en el Señor siempre y lo repite: REGOCIJAOS. ¿Cómo puedo regocijarme, estar gozoso, cuando la circunstancia es adversa? Enfermedad, desastre comercial, pérdida de un ser querido, matrimonio en conflicto, robo, etc. El gozo es una realidad, porque sabemos que Dios tiene
todo bajo control, él es soberano y nada sucede sin su voluntad. Job, es un ejemplo de cómo aceptar las circunstancias adversas. Job perdió todo, lo material, pero no a su Dios.
5. El cristiano es paz. Vive en paz, sereno, tranquilo en medio de la tormenta de la vida, pero también él en sí es paz, siembra la paz, es un pacificador. El papa Juan Pablo II, decía que debemos convertirnos en artesanos de la paz. La palabra adecuada sería constructores, el pacificador es un constructor del diálogo que puede llevar al entendimiento, a la reconciliación, en este caso el creyente que es paz es un intermediario. El creyente paz no es explosivo, no trata de arreglar las tensiones violentamente desde verbal, sicológica y física,
acabo de oír por la radio que en Catacamas, Honduras, el 82% de los casos atendidos por la policía en el año 2002, se debió a la violencia interfamiliar. Que triste es saber de hombres que creen ser cristianos y son abusadores, cobardes. El verdadero creyente es paz.
6. El Creyente es paciencia. Paciencia es saber esperar, que difícil es para los que nos hemos acostumbrado a lo instantáneo. Café instantáneo, sopa de pollo instantánea, etc. No queremos esperar. El creyente paciencia sabe esperar el tiempo de Dios. Moisés quiso adelantarse 40 años. Paciencia es no desanimarse tan fácilmente. Se mantiene firme, estable en el puesto, también avanza a pesar de lo hostil que puede ser el camino. El camino de Jeremías no fue fácil, hasta llegó a acusar a Dios de violación, Jeremías se sentía como una mujer violada.
Pero no podía detenerse, siguió adelante contra viento y marea. Isaías tuvo un ministerio de medio siglo aproximadamente, a pesar de que su mensaje no iba a ser oído el no vería el resultado de su ministerio, pero fue llamado por Dios (Isaías 6:1-8) y cumplió. La paciencia se ve en nuestras relaciones personales, principalmente con aquellas personas difíciles, con carácter agrio, amargado, resentidos y eso hace que actúen de manera ofensiva.
7. El cristiano es benignidad. El ser benigno es la cualidad que hace que una persona haga acciones calificadas de buenas. Una persona benigna se identifica con el necesitado, el marginado, el huérfano, la viuda, el extranjero. Esta identificación no solo es sentimental, sino activa, son acciones concretas tanto en el servicio como la acción social. El servicio social es lo inmediato, lo ya urgente, los frijoles, el arroz, la medicina, lo que no puede esperar. La acción social, es lo se hace para que no haya hambre, por gestar leyes justas para empoderar al pobre. La acción social promueve la paz, lucha por la protección del medio ambiente.Promueve el desarrollo sostenible, se camina con el pobre. La benignidad endulza el carácter.
El benigno es bondadoso. Se es benigno, se hacen bondades. El ser benigno es ser bueno. Dios es bueno, una persona benigna es imitadora de Dios.
8. El cristiano es bondad. Es la evidencia de que se es benigno, es la demostración, es lo que otros ven. La bondad es acción, es generosidad, es dar no sólo cuando se tiene para dar, se da porque se quiere dar, no importa si es sacrificialmente. La bondad se traduce en un carácter tratable. Alguien con el que no cuesta establecer relaciones estrechas, es respetuoso, considerado muy gentil. La bondad no da lugar a la altanería y al menosprecio, no da lugar a poses de superioridad, al síndrome Nabucodonosor.
9. El creyente es fe. Por lo menos podemos pensar en fe en tres sentidos: Fe, que se vive en dependencia total de Dios, el director y proveedor de la vida. Como director, Dios es el guía de una vida que no busca su propio camino. Como proveedor él es la fuente de toda bendición.
Fe, en sentido de fidelidad, lealtad. Mantenerse en la fe, sin dar pasos atrás, sino siempre se va adelante en medio de la adversidad, en medio de la hostilidad se es hombre o mujer de fe. Fe, en sentido de mantenerse sano en el credo, lo que se cree. Una fe que hemos recibido, que debemos cuidar y proteger, Judas 3. Hay una gran necesidad de ser defensores de la fe, de la doctrina sana. El Espíritu Santo nos convierte en apologistas.
10. El creyente es mansedumbre. Recuerdo que Billy Graham escribió: La mejor palabra que viene a mi mente sobre el significado de manso es, domado. Ser manso es tener domado, controlado el carácter. Toda manifestación descontrolada del carácter es evidencia contraria a la mansedumbre. La mansedumbre tiene que ver con no reaccionar coléricamente a todo aquello que no es agradable. O si hay enojo, no se descontrola, sino se canaliza de manera adecuada, no se defiende al ser atacado en su persona como Moisés o Cristo mismo, pero reaccionan con enojo cuando se trata de Dios. El manso permite a Dios, que sea el
reinvindicador del prestigio o el buen nombre del creyente. El manso no se venga, deja en manos de Dios, las heridas recibidas de gente que busca dañarlo. Conviene decir que manso no es ser menso. Recordemos que como personas ciudadanas del país tenemos derechos, así como responsabilidades. Si cumplimos con nuestras responsabilidades podemos también reclamar nuestros derechos como lo hizo Pablo en Filipos. Ser manso es ser controlado de carácter.
11. El creyente es templanza. Templado, hecho para cumplir con el propósito para el cual se fue creado. Como una herramienta agrícola de mano que es templada para ser aguzada primero y luego afilada para aguantar el rigor de su uso. El templado se logra al ser sometido el metal a altas temperaturas y luego a bajas temperaturas. La templaza es el salir en buen estado en medio de la turbulencia de la vida; la vida es de altibajos de vacas gordas y vacas flacas, para arriba y para abajo. La Biblia dice, que para estas cosas no hay ley. ¿Quién puede vivir teniendo un carácter en que se vean todas estas características? Este es el carácter cristiano, fruto del Espíritu Santo, es el carácter de Cristo, es la vida que agrada a Dios, es vivir
rechazando los deseos carnales.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Lo Que Todo Cristiano Debe Saber Sobre La Teología Reformada

Por Víctor B. García

¿Qué significa la palabra Reforma?
La palabra reforma puede ser vista desde varias perspectivas:
1. Etimológicamente significa devolverle su forma a lo que se ha deformado.
2. Históricamente se refiere a la reforma protestante que comenzó en Suiza y Alemania con Ulrico Zinglio y Martin Lutero y luego se extendió por toda Europa e Inglaterra con Juan Calvino, Juan Knox y los puritanos ingleses en los siglos dieciséis y diecisiete.
3. Doctrinalmente tiene que ver con las doctrinas y los principios bíblicos restaurados durante el periodo de la reforma.
4. Espiritualmente es el resultado de la transformación constante que estas doctrinas y principios producen en el cristiano y la iglesia cuando son implementadas en la práctica.

¿Qué es la Teología Reformada?
La Teología Reformada abarca todos los aspectos de la palabra reforma.
  • Primero, porque busca reformar— devolverle la forma original al cristianismo.
  • Segundo, porque tiene una conexión histórica con la era de la reforma y los reformadores.
  • Tercero, porque sostiene los principios teológicos recobrados durante la reforma y expresados en las confesiones reformadas (el Catecismo de Heildeberg, la Confesión Belga, los Cánones de Dort, la Confesión y los Catecismos de Westminster y la Confesión de Londres de 1689).
  •  Cuarto, porque sus principios doctrinales producen una continúa reforma en los que la creen y la viven.

La teología reformada está conectada a la historia, enraizada en las Escrituras y activada por el Espíritu de Dios. Es una teología histórica por que reconoce lo que Dios ha hecho en el pasado—no solo desde de los días de la reforma sino desde los días apostólicos— y se sustenta de ello sin ser una tradición estéril. Es una teología sistemática porque enfatiza un sistema doctrinal coherente y bien definido sin ser un sistema mental de letra muerta. Por eso, la verdadera teología reformada es un conocimiento y una experiencia viva que transforma a los cristianos que la reciben y a las iglesias que la implementan.

Ella nos pone bajo la autoridad y suficiencia de las Escrituras, bajo la centralidad de la santidad de Dios, bajo la gracia de Cristo y bajo el poder y la comunión del Espíritu
Santo. El principio que gobierna a los que conocen y viven experimentalmente la teología reformada es Reformados Pero Siempre Reformándose (o como decían los reformadores, en latín, (Ecclesia reformata semper reformanda )