lunes, 7 de junio de 2010

UNÁNIMES EN ORACIÓN Y RUEGO.









HECHOS 1:14 — UNÁNIMES EN ORACIÓN Y RUEGO.

Escrito por: Eliseo Martínez


1. Una de las lecturas que más me gusta es la historia. Por eso el libro de Lucas, tomo 2, me apasiona su lectura. En esta historia nos encontramos con hombres y mujeres que continuaron lo que Jesús comenzó hacer y enseñar. Lucas, un médico convertido en historiador, hace un señalamiento que hizo aquel puñado de seguidores de Cristo que trastornaran el mundo de aquel entonces. Los primeros seguidores de Jesús fue gente de oración.

2. Hay tres palabras que se destacan en esta descripción Lucana: Unánimes, oración y ruego.

3. La palabra unánimes significa una sola alma. Aquel grupo de hombres y mujeres estaban tan unidos que era como si tuviesen una sola alma. Fueron como si fueran una sola persona, con un solo propósito, un pensamiento y sentimiento. Cuanta necesidad tenemos de ser uno, realmente uno, que no le damos lugar a agendas personales, sino sólo a la agenda de Jesús. El Señor mismo había orado por la unidad de sus discípulos, para que no buscaran lo suyo propio. Jesús oró para que la unidad que él y el Padre tenían, fuera el modelo para la unidad entre sus seguidores.

4. La unión hace la fuerza. Reza un refrán, si de verdad queremos ser uno, una fraternidad fuerte, debemos ser uno en todo, en metas, estrategias y tareas encomendadas a cada uno según nuestros dones.

5. Oración, el hablar con Dios, exponerle nuestra gratitud, poner en sus manos la solución de nuestros problemas y de verdad dejar que él se encargue de satisfacer nuestra necesidad. El salmista afirmaba: Jehová es mi pastor nada me falta; también, bienaventurado el que clamare a Jehová. Cristo fue de oración, Pablo fue de oración y ambos enseñaron que oramos sin cesar, sin parar. Charles Spurgeon escribió en algún libro: la oración es el nervio que mueve el músculo del poderoso brazo de Dios. La oración es el medio por el cual nuestra voluntad, se pone de acuerdo a la voluntad de Dios. Nosotros oramos Dios actúa.

6. Ruego, es suplicar pidiendo un favor, sin dar tregua, hasta lograr una respuesta positiva.

Rogamos por algo que no podemos obtener de otra manera. Le pedimos a Dios, el único que puede hacer lo que nosotros los hombres jamás podemos. Porque para él no hay nada imposible. No hay estéril que no dé a luz como Ana, la madre del profeta Samuel. No hay una virgen como María, que no de a luz al Emmanuel (Dios con nosotros), el Salvador del mundo.

No hay viuda (Lucas 18:1), que no sea oída y se le haga justicia. ¿Hasta cuándo aprenderemos a rogar a Dios? Con la pasión y la confianza que le pedimos a un amoroso padre que está presto para oír nuestra voz.

7. Lucas nos dice que los discípulos perseveraban unánimes en oración y ruego. Perseveraban es una palabra que habla de permanencia, constancia, es estar haciendo sin interrupción. Jesús enseñó que debemos estar buscando, llamando sin parar a Dios. Cuando Pablo escribió: Orad sin cesar, tenía en mente esta enseñanza. Que Dios nos ayude a orar y rogar a Dios unánimemente. Hechos 2:1, nos narra acerca de los primeros discípulos de Cristo, que estaban todos unánimes, juntos. Así estaban cuando Dios cumplió su promesa de enviar al Espíritu Santo.

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