lunes, 24 de enero de 2011

JOB 13:4 — MÉDICOS NULOS.

Escrito por Tomás Eliseo Martínez

1. Los Amigos de Job llegaron con un motivo digno de elogio, fueron a visitarle para fortalecerlo, animarlo, consolarlo. Comenzaron haciéndolo bien, cuando no encontraban palabras para expresar su sentir, ante la gran calamidad experimentada por Job. No reconocieron que a veces se hace más callando.

2. Job los llama médicos nulos, porque la medicina que él necesitaba no fue la recetada por ellos. Esta experiencia tan antigua y tan actual es muy importante tomarla en cuenta en la visitación de enfermos, o en caso de diversas crisis.

3. Lo que las personas como Job quieren oír, es a alguien que llega con palabras de consuelo, que animen y den fuerzas, en cambio oye palabras que aumentan su dolor y no le explican el porque del sufrimiento. Nosotros muchas veces con nuestra perspectiva incorrecta caemos en el mismo error de agrandar el dolor de quien sufre y pretendemos ayudar, que Dios nos ayude a no ser médicos nulos.

4. El problema es que en el afán de animar y engendrar confianza en la persona que pretendemos ayudar, no leemos entre líneas, lo que el enfermo dice o lo que dice con lo que no dice. Terminamos comunicando insensibilidad, falta de comprensión y lo que provocamos es enojo. Y peor aún lo que engendramos es duda en cuanto su fe.

5. Somos médicos nulos, cuando hablamos palabras de consuelo, mal aplicadas o demasiado tarde y no en el momento preciso que se necesita. Es importante discernir el momento adecuado y tener un ministerio de consolación efectivo.

6. Aquí estoy pensando en el ministerio de visitación el cual debe realizarse con dos propósitos principales:
1. Lectura Bíblica.
2. Oración.

7. Dejemos que sea Dios el que hable. El Espíritu Santo aplique la verdad bíblica, en aquellos corazones quebrantados, según sea su necesidad. Y la carga que agobia al afligido en oración depositémosla en las manos de Dios.

8. Seamos agentes salutíferos en las vidas de quienes atraviesan momentos de dolor y sufrimiento. Mientras tengamos vida, estaremos en dos posibles situaciones, una la de estar necesitando alguien que me de confort y la otra poder ser el agente que brinda refrigerio y salud.

jueves, 20 de enero de 2011

JOB 2: 9 — ¡MALDICE A DIOS Y MUÉRETE!

 Escrito por: Tomás Eliseo Martínez
1. ¡Que terribles palabras las pronunciadas por la esposa de Job! Empujada por el cuadro que constantemente miraba en la situación de su esposo. El calificativo que recibió de Job fue de NECIA.

2. Una persona necia es alguien sin inteligencia y privada de razón, sin capacidad de discernir, entre lo que es bueno y malo. Según el Antiguo Testamento, el necio es aquel que vive sin tomar en cuenta a Dios,  y hasta llega a rechazar la existencia de Dios, Salmo 14:1.

3. Al contemplar la escena circunstancial de dimensiones bastas, en la que Job se encontraba, lo menos que se esperaba de una esposa es el acompañamiento en silencio, sino había palabras de ánimo, de consuelo.

4. Se ha comprobado que muchas personas que pasan situaciones traumáticas, como la experimentada por Job, son más bendecidos con sólo la presencia, el acto de estar allí, sin pronunciar una sola palabra, sin decir absolutamente nada, pero el hecho de ofrecer compañía, se le esta diciendo: No estás sola yo estoy contigo.

5. Lo que se espera de una esposa es solidaridad. Es comprender el dolor ajeno e identificarse totalmente, empáticamente con el necesitado. ¿Cuánto más solidaria debe ser una persona con los seres más cercanos como el esposo(a), la familia? Se esperaba de ella palabras de consuelo, ánimo, fortaleza y no palabras necias, palabras que culpan a Dios de nuestros sin sabores.

6. Job discierne la actitud correcta, recibir lo bueno y lo malo o como Pablo quien dijo que aprendió a vivir contento con cualquiera sea la circunstancia.

7. Dios nos ayude a no ser personas necias, sino todo lo contrario, a ser sabios. Sabiduría es saber utilizar lo que conocemos de Dios y su palabra. El sabio enfrenta con paciencia las aflicciones de la vida. Santiago 1:5, en un contexto de pruebas diversas, dice: Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (NVI).

8. La paciencia es esperar en Dios, el tiempo de Dios, Job por eso es conocido por su paciencia, porque supo esperar en Dios. Y Dios lo restauró.

lunes, 10 de enero de 2011

JOB 1: 8 — NO HAY OTRO COMO ÉL.

Escrito por: Tomás Eliseo Martínez
1. Dios es quien está afirmado, testificando sobre un hombre que no se masificó, no se adaptó a la corriente del mundo presente. Job fue el hombre que mantuvo la diferencia. ¿Por qué fue diferente? ¿Qué dijo Dios de él?

2. Dios dijo que era perfecto y recto. Job fue un hombre equilibrado en su relacionar con los demás, por eso algunas versiones traducen intachable. Es decir, que Job fue un hombre sin señalamientos, porque fue recto en sus relaciones con los diferentes tipos de persona con las que se relacionaba, ya fuera mujer, joven o mayor a él. Buscó maneras de ayudar al necesitado, al huérfano y la viuda, no quedaron con las manos vacías delante de él, por eso Dios testifica de él. Esto es lo que se llama buen testimonio, no es lo que yo pienso de mi mismo, sino lo que otros piensan de mi. Aquí Dios afirma, que Job era varón perfecto y recto.

3. Job, dice Dios, es un varón temeroso de Dios. Esta es la clave de una vida irreprensible delante de los hombres. El amor a Dios. Es el amor a Dios, el que nos motiva honrar su nombre, nos ayuda a rechazar toda actitud y todo accionar que provoque que el nombre de Dios sea blasfemado. Job era temeroso de Dios, cuidaba su relación con Dios, la cultivaba y daba evidencias en su relacionar con los hombres. La buena relación (comunión) con Dios es el fundamento de relaciones humanas armoniosas. No permite el maltrato hacia los demás y no manipula a nadie en beneficio propio, sino que todo lo hace con rectitud.

4. El resultado lógico es que Job fue un hombre apartado del mal. De manera consiente buscó un estilo de vida de todo aquello calificado como malo. Job buscó vivir en santidad. El Nuevo Testamento, nos dice que debemos vivir en santidad, en toda nuestra manera de vivir, siendo Dios mismo el modelo a imitar, 1 Pedro 1:13-16.

5. Un hombre perfecto, recto y temeroso de Dios, así como apartado del mal, marca la diferencia y recibe el elogio de Dios: No hay otro como él, Dios que conoce los corazones y los pensamientos, aún aquellos que nunca salen a luz, sino que nacen y mueren en la mente. Dios que conoce las motivaciones, dice que no hay otro humano contemporáneo a Job que se le pudiese comparar. Si Dios testificara de nosotros, hoy en día, ¿qué diría?

miércoles, 5 de enero de 2011

EZEQUIEL 37:14 — HABLÉ Y LO HICE.

Escrito por: Tomás Eliseo Martínez
1. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé y lo hice, dice Jehová. Hablé y lo hice, dice Jehová; es como decir me comprometí y lo cumplí. Porque no hay nada, absolutamente nada, que Dios haya hablado y no sea hecho conforme a su palabra.

2. Dios prometió un hijo a Abraham. Abraham era como de unos 75 años, cuando recibió la promesa de parte de Dios de ser padre de multitudes,  que de sus lomos descenderían naciones; y reyes serían sus descendientes. ¿Cómo, cuando su mujer era estéril? Además pasaron los años y el cumplimiento no se veía. A los 99 años le llegó una vez más la promesa de que el próximo año sería padre de quien sería heredero de la promesa. ¿Cuando su mujer además de estéril, ya había pasado su época reproductiva? Lo que para el hombre es imposible es posible para Dios, para Dios no hay nada imposible. Dios habló y Dios lo hizo. 

3. Dios prometió un Salvador para redimir al mundo de las consecuencias del pecado. Gálatas 4:4 nos dice: Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, y agrega: para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijo (Gálatas 4:5). Desde el anuncio del protoevangelio, Génesis 3:15, pasando por el pacto Abrahámico y todo el mensaje profético nos habla del anuncio de un redentor. Dios habló y Dios lo hizo.
4. La Biblia enseña que en Jesucristo habita toda la plenitud de la deidad, así que lo que él dice, eso se hace. El dijo: hasta ahora nada habéis perdido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido, Juan 16:24. ¿Qué dice Jesús el Dios-Hombre? Pedid y recibiréis. Muchos conocen el refrán popular que reza: El que no llora, no mama. Lo aplican en su vida en situaciones de este mundo, ¿por qué no pedimos como Jesús nos lo ha dicho? Lo que él dice, se hace. 

5. Un ejemplo de Jesús, hablando y haciendo, lo encontramos en la resurrección de Lázaro. Recordemos, Lázaro tenía cuatro días de muerto, Jesús habló: Lázaro, ven fuera y Lázaro surgió de la tumba con una nueva vida.

6. ¿Cuántas promesas tenemos de Cristo en la Biblia? Sus promesas se hacen una realidad, nunca se nos presenta con manos vacías, Jesús hablando del Espíritu Santo dijo: El les recordará todo lo que yo les he dicho... No hablará por su cuenta, sino que les dirá lo que ha oído, Juan 16:13. 

7. Una promesa consoladora, Juan 16:7. Os conviene que yo me vaya; porque, si no me fuere, el consolador no vendría a vosotros, más si me fuere, os lo enviaré, Juan 16:7. Jesús lo dijo, Jesús lo hizo, Hechos 2. Nuestro Dios dice y hace.