lunes, 27 de diciembre de 2010

EZEQUIEL 36:32 — “SABEDLO BIEN”.

 Escrito por Eliseo Martínez.
1. Dios es enfático diciéndole a su pueblo sabedlo bien. ¿Qué quiere el Señor que Israel sepa bien? Que él restaurara completamente a Israel, no porque Israel lo merezca, sino por su santo nombre que ha sido profanado por el pueblo.

2. Moisés cuando intercedía por Israel, le decía, ¿qué van a decir los egipcios de ti? Dios se preocupa por su buen nombre, nosotros deberíamos de hacerlo. En el Nuevo Testamento encontramos instrucciones, de cuidar la conducta, el estilo de vida, para que la palabra de Dios no sea blasfemada (Tito 2:5).

3. La restauración que Jehová está prometiendo es una restauración holística. No sólo es un regreso físico del pueblo a disfrutar de su tierra, sino que es una restauración espiritual, Dios les promete un corazón nuevo y un espíritu nuevo. En palabras Neo Testamentarias, una nueva creación, un nuevo nacimiento; el cual es una necesidad.

4. Juan tres nos narra un diálogo entre Cristo y el rabino Nicodemo. En este diálogo Jesús dice que es necesario nacer de nuevo, para ver y entrar al reino de Dios. Este nuevo nacimiento es la regeneración.  Regeneración es una nueva creación; nueva criatura somos los que estamos en Cristo Jesús, 2 Corintios 5:17.

5. En Ezequiel, Dios promete poner dentro de su pueblo, su Espíritu, el cual hará posible que los preceptos divinos enmarquen la vida del pueblo. El hombre sin la dirección del Espíritu de Dios (Espíritu Santo), no puede obedecer, aunque quiera. Es Dios mismo él que se encarga de que vivamos de acuerdo a su palabra.
6. Al pueblo Dios le promete prosperidad espiritual y física 36:29. Apartado de las inmundicias, viviendo en Santidad, se le asegura abundancia de la comida, y que jamás volverá a tener hambre. Dios se preocupa no sólo por el corazón, la mente, el alma y el espíritu del hombre, Dios se preocupa por el cuerpo también. De ahí que él Antiguo Testamento legisla el cuidado que se debe tener con el extranjero, con el huérfano y la viuda.

7. Dios restaura al hombre alejado de él por el pecado y la rebelión por amor así mismo. Es otra forma de decir para su gloria. Pablo enseña que debemos hacernos el propósito de que todo lo que hagamos sea para su gloria.

lunes, 20 de diciembre de 2010

EZEQUIEL 33:11 — VOLVEOS.

Escrito por: Eliseo Martínez
1. El texto que tenemos por delante nos dice que Dios no quiere la muerte del impío. Según el contexto, el impío es aquel que vive en rebelión y pecado (33:10). En términos generales, no habla de pecados específicos, pero habla de un estilo de vida extraviado. Habla de alguien que conoce la ley de Dios, pero abiertamente se rebela contra su Dios.

2. La rebelión, Dios la condena como la hechicería y la idolatría. El ejemplo clásico es el del rey Saúl, 1Samuel 15:23, nos narra la sentencia profética: porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la destinación. Antes ya ha dicho: ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios y el prestar atención que la grosura de los carneros, 1 Samuel 15:22.

3. La Biblia enseña que la paga del pecado es muerte, pero también nos enseña que Dios es misericordioso. Por su misericordia quiere evitar la muerte del impío y sólo hay una manera, abandonar los malos caminos y venir al Señor, por lo cual Dios los llama: "volveos, volveos." Hay dos palabras implicadas en esta invitación. La primera es arrepentimiento, reconocimiento de que se va por caminos que no agradan absolutamente a Dios, sino que más bien atrae su ira y juicio. La segunda es conversión, es dar media vuelta y dar la espalda al pecado y caminar en pos de Jehová.

4. ¿Por qué moriréis, oh casa de Israel? Es una pregunta con doble respuesta. La primera es, si no os volvéis moriréis. La segunda es, si os volvéis no moriréis. 

5. Dios, es Dios de vida, y da vida a aquellos que vienen a él, arrepentídos de su rebelión y pecado. El Nuevo Testamento dice: la paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna

martes, 14 de diciembre de 2010

EZEQUIEL 24:15-18 — REPRIME EL SUSPIRAR.

Escrito por Eliseo Martínez
1. En la historia del profetismo nos encontramos con ministerios avasalladores, que impactan de tal manera, que uno se halla entre dos alternativas: dar marcha atrás, acomodarse o cumplir fielmente con la misión encomendada. En este texto electrizante, leemos que Ezequiel dijo: hice como me fue mandado.

2. La orden era: no llores, ni hagas luto por la mujer que es tu deleite y te es quitada de golpes, ni siquiera suspires; reprime el suspirar. Esta orden es una orden, diríamos hoy, fuera de serie. Ezequiel era un hombre como todo hombre y amaba entrañablemente a su esposa, Dios mismo lo reconoce cuando le dice: He aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos.

3. La mujer de Ezequiel era una mujer bella, más agraciada en su forma de ser, que atraía las miradas de su esposo que se extasiaba viéndola, observándola, deleitándose en ella. El ser quitada por Dios, era un golpe terrible para un corazón enamorado, cualquier ser humano se hunde en la desesperación, en el dolor de perder un ser amado. Pero a este hombre Dios le ordena suprimir hasta el suspirar y actuar como si no le está pasando nada y Ezequiel OBEDECIÓ.

4. ¿Cuántos que nos llamamos siervos de Dios estamos realmente dispuestos a seguir al pie de la letra la dirección de Dios en el ministerio que se nos ha encomendado? Recuerdo a estudiantes de una prestigiosa escuela teológica, que escribían al Directorio Denominacional del que estaba formando parte en la década de los 80. Escribían diciéndonos que estaban por graduarse y estaban dispuestos a servirle al Señor en donde Dios quisiera tenerlos. Qué bendición dijimos! pero después de la firma había una posdata que decía:  como, quiero seguir estudiando, que sea la capital. 

5. ¿Qué tan sensibles somos a la voz del Espíritu Santo? O el Espíritu Santo, sólo es una doctrina fundamental del cristianismo, pero no afecta absolutamente en nada nuestro caminar diario. ¿Tiene el Espíritu Santo control sobre nosotros, nuestros planes ministeriales? ¿Estamos dónde el quiere que estemos? ¿Hacemos lo que él quiere que hagamos?, Pablo, en el libro de Hechos, encontramos que hubo lugares a los que quiso ir a predicar el evangelio y el Espíritu Santo, literalmente se lo prohibió.

6. Sólo con un caminar constante bajo la dirección del Espíritu Santo, tendremos un ministerio que no se sujetará a un patrón establecido. Haremos no lo que la gente espera que hagamos, sino lo que Dios desea. No podemos ni debemos desarrollar el ministerio de acuerdo a nuestros gustos personales, nuestra forma particular de ver las cosas. La obra es de Dios y Dios decide que se hace y como se hace.

7. ¿Le gustó a Ezequiel que le quitasen a su esposa que tanto amaba?, por supuesto que NO. ¿Le gustó a Abraham que Dios le pidiese que sacrificara a su hijo Isaac? NO, NO y NO, pero obedecieron. ¿Qué es obedecer? Obedecer es hacer, no lo que yo quiero o me gusta hacer, es hacer lo que Dios quiere que haga. 

8. Sólo una relación estrecha y personal con Dios puede desarrollar la sensibilidad que necesitamos para que la dirección del Espíritu sea evidente en nuestra vida tanto personal como ministerial. Si vemos a Oseas, a Isaías, Jeremías, no se excluye ni lo personal ni lo familiar de lo ministerial.

9. La característica que debemos poseer indispensablemente es la OBEDIENCIA.

lunes, 6 de diciembre de 2010

EZEQUIEL 18:1-20 — HOMBRE JUSTO.

Escrito por: Eliseo Martínez 
1. En lo personal, encuentro este texto, muy pertinente y práctico. Dios todavía espera una praxis consecuente de parte de quienes decimos ser su pueblo. No es tanto lo que decimos, sino lo que hacemos. Cristo afirmó: por su fruto os conoceréis.

2. Este texto es una descripción del hombre justo, el cual en todo su actuar se basa en el derecho y la justicia. Es respetuoso de la ley, conoce la ley y vive de acuerdo a ella. Antes de actuar se pregunta, si es correcto lo que va hacer, si es aprobado o no por la palabra, el Salmo 19 dice que la ley hace sabio al sencillo.

3. El hombre justo según este texto, no se desvía en pos de otros cultos. Sólo hay un culto al Dios verdadero, según los preceptos dados por Dios mismo a través de Moisés. No participa en la comunión con los ídolos (18:6) tras los cuales, dice Pablo, están los demonios, así que el que rinde culto idolátrico, rinde culto a Satanás y a los demonios.

4. El hombre justo no violenta a la mujer, obligándola a satisfacer sus apetitos carnales,
cuando no está en condiciones para la relación sexual.   Respeta la mujer ajena,  es disciplinado en su uso del apetito sexual, lo canaliza adecuadamente en el marco del matrimonio, el cual dice el Nuevo Testamento es honroso y el acto sexual (coito), sin mancha pecaminosa.

5. El hombre justo no oprime a otro ser humano, 18:7-8. A ninguno, al que recurrió a él en un apuro económico y dio como garantía una prenda de mucha importancia para su subsistencia. No se aprovecha del necesitado y no se apropia de los bienes de otro (7). Cuantos poseen bienes y han amontonado riquezas aprovechándose del pobre cada vez más empobrecido, aprovechándose de que el pobre está más pobre y no puede rescatar la prenda empeñada o rescatar la casa hipotecada.

6. El hombre justo comparte su comida y viste al desnudo. Las bendiciones que recibe de Dios no solo son para su disfrute, sino que aprende a dar. Santiago el hermano de Jesús, aunque nunca usó ese privilegio como vanagloria, sino se llamó siervo (esclavo); escribió que la verdadera religión pura y sin mancha delante de Dios, es socorrer a los necesitados representados por los huérfanos y las viudas.

7. El justo no explota a su prójimo a través de préstamos usureros. No se aprovecha de sus riquezas para que sirvan para mantener a pequeños comerciantes sumergidos en un trabajo intenso y agotador para que el prestamista se enriquezca cada día más y más.

8. El hombre justo se aparta de todo mal, todo aquello que puede ocasionar daño. Es decir en todo, busca hacer lo correcto, lo que es bueno, conveniente a otros. Es decir su accionar no es egoísta y se preocupa por el bienestar de otros.

9. Juzga correctamente sin favorecer a nadie, emite un juicio sin favoritismo de nadie, basado en amistades, riqueza o prejuicio político. Aplica la ley correctamente.

10. El hombre justo vive su vida basado en los preceptos de Dios, 18:9. Hay tres verbos que se destacan: caminar, guardar, hacer. Todo se resume en una sola palabra: obedecer. El hombre justo es uno que obedece los decretos y ordenanzas de Dios, es uno que sujeta su voluntad a la voluntad de Dios. Justo es aquel que vive para Dios relacionándose con los demás correctamente sin aprovecharse de ellos evitando toda acción que pueda causar daño.

11. El ser justo no solo es una posición que obtiene el creyente por la fe en Cristo. Es declarado no culpable y se le aplica la justicia de Cristo. El ser justo es también un estilo de vida que lleva fruto de justicia. Es Cristo viviendo en el creyente, Gálatas 2:20.