(Escrito por Tomás Eliseo Martínez)
1. La historia de Daniel, el príncipe judío, llevado prisionero por Nabucodonosor en el año 606 A.C., seleccionado entre los mejores jóvenes de su época para ser capacitado en todo conocimiento, es una de las historias muy conocidas por todos aquellos que hemos asistido a una Escuela Bíblica Dominical desde niños.
2. La historia de Daniel y los leones es un evento impresionante, que sigo disfrutando hoy en día. En la lectura de hoy, la frase que me ha impactado es el testimonio del rey Darío quien apresurado por averiguar la situación de Daniel le pregunta: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Recordemos, Daniel era un adolescente entre los 13 y 15 años cuando fue llevado prisionero. El cautiverio babilónico duró 70 años. Así que Daniel era de aproximadamente de 85 años cuando Darío tomó el poder. Así que, Daniel, el que estuvo en el foso de los leones era un hombre de entre 85 a 90 años. Es de este hombre de quien Darío dice: continuamente sirves, estamos hablando de toda una vida de servicio ininterrumpido.
3. Al dimensionar correctamente la pregunta de Darío, la cual denota ansiedad, duda, incredulidad. ¿Te ha podido librar de los leones? ¿Es Dios capaz? ¿Puede? ¿O no puede? La respuesta de Daniel comienza diciendo: Mi Dios envió... Dios puede, esta es la lección para mí. Porque el Dios de Daniel es mi Dios. No ha cambiado, es inmutable, permanece para siempre, su poder no mengua. A María se le dijo, que para Dios, no hay nada imposible. ¿Qué ha hecho Dios por mí?
4. Mi Dios es el dueño del oro y la plata. Era el mes de febrero de 1986, cuando hacía la pregunta, qué costaba un funeral y un entierro, a una hermana que hacía un par de días había enterrado a su hermana que había muerto de la terrible enfermedad de cáncer. Ella había gastado el equivalente a unos L.17, 000.00 (Lempiras, moneda hondureña), en ese entonces le dije a mi esposa: "Cuando esté para morir iré a quedarme a las puertas de la catedral católica para que me entierren en una fosa común como desconocido." Al único hospital que podría ir es al Rosales, hospital estatal. Tres días después, exactamente el día 20 de febrero de ese año 1986; junto a Carlos Gálvez, un colega pastor, viajando de la ciudad de Metapán a San Salvador en una curva de un lugar llamado Guajoyo, tuvimos un aparatoso accidente, en el cual, salí con 8 fracturas, dos de las cuales fueron en la columna vertebral y me dejaron por un año en silla de ruedas; el costo total de mi recuperación fue de L. 34,000.00 y hasta hoy no se como Dios proveió toda esa plata, lo que sé es que Dios la dio, mi Dios la dio.
5. Mi Dios me hizo andar. A raíz del accidente, febrero de 1986, estuve semi-inválido hasta el año 1987, en el mes de julio fui diagnosticado con una columna inestable izquierda que ya no respondía a las órdenes cerebrales. El doctor Antonio Fernández, me dijo: "Eliseo tenemos que operar urgentemente, sino lo hacemos ya; quedarás paralizado toda tu vida... si lo hacemos ... tal vez, no es garantía, pero tal vez puedas volver a caminar". Mi respuesta fue "hágalo".
Inmediatamente comenzaron los preparativos para someterme a una operación que duró 7 horas en el Hospital Bautista de San Salvador. En esta operación reconstruyeron dos vértebras y me colocaron injertos, y aunque tuve que reaprender a caminar, Dios obró, Dios me hizo andar de nuevo.
Inmediatamente comenzaron los preparativos para someterme a una operación que duró 7 horas en el Hospital Bautista de San Salvador. En esta operación reconstruyeron dos vértebras y me colocaron injertos, y aunque tuve que reaprender a caminar, Dios obró, Dios me hizo andar de nuevo.
6. Mi Dios es el Dios de la vida. A finales de 1998, mi esposa Inesita, dándose un baño, se sintió una protuberancia en su ceno derecho. Este descubrimiento dio lugar a una serie de exámenes médicos que terminaron en el mes de mayo de 1999. El diagnóstico fue... "si la cuidan, tiene seis meses de vida máximo". Ya no quisieron operar porque era un caso terminal. Recuerdo que cuando una hermana en Cristo, que estaba en los Estados Unidos, llamada Miriam, llegó a vernos, impactada por los estragos físicos hechos, no sólo por la enfermedad, sino por la misma medicina, comenzó a llorar. Mi esposa le dijo, por favor no llore, con llorar no me ayuda en nada. Para mi fue una época de grandes dudas, predicar sobre la fe es fácil, vivir la fe como dicen algunos, es otro asunto. Pero, si recuerdo, que le dije a mi esposa, hoy tenemos la gran oportunidad de demostrar a nuestros hermanos (Iglesia Roca de Israel, en Ilopango, San Salvador; iglesia que pastoreaba en ese momento) que fe, no es sólo un tema de predicación. Hoy es 3 de mayo de 2003 (Fecha en que escribía este pensamiento), cuatro años de aquella terrible noticia de que mi esposa tenía sólo 6 meses de vida. Mi esposa en este momento duerme a mi lado, sirve a su Dios y mi Dios, porque mi Dios, es Dios que da vida, es Dios que hace posible todo, porque para Él no hay nada imposible.
7. Daniel dijo: "Mi Dios envió a su ángel", yo puedo decir, "Mi Dios provee los recursos que yo necesito para hacerle frente a los problemas de la vida." Mi Dios hace que pueda caminar, mi Dios da vida, mi Dios lo es todo, él es Dios. Dejemos que Dios sea Dios.
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