Escrito por: Tomás Eliseo Martínez
1. Mis padres, al nacer me nombraron Tomás Eliseo, no se cuales fueron sus razones, pero lo cierto es que muchas veces he dicho, soy Tomás Eliseo.
2. ¿Quién soy? Es una gran pregunta que merece respuestas que ayuden a enfrentar la vida con sentido de ser. No soy un hombre más en este mundo en caos por la misma mano del hombre, no soy un simple número, Dios me conoce por mi nombre. Cuando en las noches tormentosas, en mi mente saturada de pensamientos que como veloces caballos van y vienen oigo esa voz, la voz de la calma y la paz, oigo que me dice yo soy tu pastor, el que dio la vida por ti. ¿Por qué te abates? ¿Por qué te afanas? No se turbe tu corazón crees en Dios, créeme, tu carga y tu dolor es mi carga.
3. ¿Quién soy? Soy oveja del buen pastor, el cual me conduce a verdes pastos y a aguas de reposo, me hace descansar, conforta mi alma. Soy la niña de sus ojos y el que me toca a mi, toca a mi Dios.
4. También soy hijo de Dios, engendrado, no por voluntad humana, sino adoptado con todos los derechos de hijo, lo cual me hace su heredero y coheredero con Cristo. La herencia Cristo mismo me la preparó en las moradas celestiales para disfrute sempiterno, la herencia gloriosa de todos los que somos hijos de Dios, donde ya no habrá llanto ni dolor.
5. ¿Quién soy?, soy siervo de Dios, si soy su hijo, pero también su siervo (esclavo). Me compró con la sangre de Cristo, pero me dio libertad, para decidir a quien servir. Por su gracia plena ha puesto su voluntad en mi para servir, me ha dado un modelo que vino para servir y no para ser servido.
6. Soy siervo para ayudar a otros a que sean siervos a descubrir su capacidad y explotarla a beneficio del cuerpo de Cristo (la iglesia). Para ello nos ha dado dones, habilidades dadas por el Espíritu Santo para ministrar de manera específica. Como siervo de Dios debe crecer y mantenerme firme sabiendo que mi trabajo no es en vano.
7. Además soy un sacerdote real. La Biblia dice que los creyentes en Cristo Jesús, somos un reino de sacerdotes, somos una nación santa para anunciar las buenas nuevas. Como sacerdote uno de los roles principales es interceder ante Dios por el pueblo de Dios. Esta función ministerial se logra a través de la oración.
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